Bueno, la cuestión es que, se entienda o no, Heath Ledger era y es uno de mis actores favoritos y su muerte me impresionó mucho. Es por eso que esta película es especial para mí.
La verdad es que la película es especial para todo el mundo, por no decir rarita. Pero esto era de esperar teniendo en cuenta quién la dirigió, que Terry Gilliam tiene un estilo propio no es un secreto. Lo malo de una película tan personal es que las reacciones están muy polarizadas, o sea, que a quien le gusta le encanta y a quien no la odia.
La cuestión es que a pesar de ser una película que necesita de algo de reflexión para no quedarse igual a cómo estabas cuando entraste a la sala, esta reflexión hay que posponerla un poco y es que si uno se obsesiona con entenderlo todo según va pasando en la pantalla al final no consigue más que estresarse en vano. Durante la película hay que relajarse, disfrutar de las imágenes, de los chistes y dejar que las cosas vayan resolviéndose solas poco a poco. Si esto os parece demasiado difícil, mejor será que veáis otra película. Para terminar con esto y sin ánimo de ofender a nadie, os dejo una cita del director, que algo tendrá que decir al respecto: "Siempre he creído en la inteligencia del público. Pero si alimentas a la gente con comida para bebés por largo tiempo, al final empieza a gustarles"...


“nothing is permanent, not even death” (nada es permanente, ni siquiera la muerte)
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