El club de los poetas muertos. (1989)

Por fin me animo a escribir sobre un clásico (si 20 años son suficientes para considerarlo como tal) dirigido por Peter Weir.
Para los que no la hayan visto, esta película cuenta la historia de un grupo de estudiantes en un prestigioso internado. Presionados por padres y profesores y prácticamente sin ningún poder de decisión en sus vidas, quedan fascinados con el nuevo profesor de literatura, que rompe con el sistema de enseñanza de la academia y les inculca la idea del Carpe Diem y el amor por la poesía.
Destacan las actuaciones de los jovencísimos Ethan Hawke ("¡Viven!", "El señor de la guerra", "Antes del amanecer") y Robert Sean Leonard (el Dr. Wilson en la serie "House"). Robin Williams, que no es santo de mi devoción precisamente, está aceptable, menos "excesivo" que en otras películas.
Una cosa que siempre me pareció curiosa de ésta película es que parece ser la única que conozco capaz de emocionar a los hombres de manera generalizada, de alguna manera encontró la fibra sensible del público masculino, que no es la misma que para nosotras, y hablo de la famosa escena del "Oh, Capitán, mi Capitán". Por lo visto lo que a ellos de verdad les estruja la patata es la lealtad y la valentía, sin que esto signifique que a nosotras no se nos salte alguna lagrimilla también.
La mujer casi no aparece en la película, reflejando el modelo de sociedad de la época. Por ejemplo, la madre de Neil, que parece apenas un apéndice de su marido, una versión algo más dulce pero sin opinión ni voz. El tema también se saca a colación cuando uno de los jóvenes demanda que las chicas también tengan derecho a entrar en la escuela, y por ello es duramente reprendido.
En definitiva, os animo a todos a que la veáis, que no por nada su título es de los más conocidos.
Un saludo cinéfilos.
Luniel.

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1 comentarios:

Chalou dijo...

La he vuelto a ver la semana pasada. El papel del Capitán y su influencia sábre los muchachos, esta muy bien desarrollado y no cabe ninguna duda ; lo que no me parece que quede suficientemente claro, es el autoritarismo del padre del amigo del dr. House: parece que se reduce únicamente a las formas ( "No me repliques en público"). El suicidio llega demasiado rápido, no ha habido exposIción de los sentimientos íntimos del aspirAnte a actor, únicamente ese momento, entre bambalinas, en que ve entrar a su padre en el teatro. Chalou.

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